El enfermo Avellaneda escribía desde París.
Entre los buenos amigos del tucumano Nicolás Avellaneda estaba el doctor José Mariano Astigueta, casado con Angélica Posse Silva, prima hermana del ex presidente. Médico y catedrático universitario muy destacado, nacido en 1850 y fallecido en 1897, el salteño Astigueta fue gobernador interino de Tucumán y diputado nacional por nuestra provincia, así como ministro de Justicia de la Nación, entre otros cargos.
En junio de 1885, Avellaneda partió a Europa en búsqueda infructuosa de alivio para su enfermedad. Desde París, el 15 de agosto, escribió a Astigueta lleno de esperanzas. “Estoy mejor, después de haber estado muy mal”, le decía. “Pero la pysidrina y la terpina (¿?) del doctor Fee han obrado en mí una verdadera reacción. Hoy sigo por algunos días el régimen de la leche. Aquí la hay desde la que es leve como el agua, hasta la que forma natas y manteca. Los médicos gradúan la calidad. En el Jardín de Aclimatación se alimentan vacas con toda clase de pastos y granos”.
Pedía a Astigueta que viniera. “No creo que haya nada tan avanzado como el estudio de la Medicina en tres o cuatro ciudades de Europa. Véngase solo, a llevar vida de estudiante. La familia pide el alojamiento en los grandes hoteles y el gasto es enorme, porque la viuda es fastuosa”.
Terminaba: “Escríbame. Déme noticias suyas y de todos los suyos. Sabe usted cuánto los quiero. Memorias a todos. Recíbalas muy cariñosas de Carmen (Nóbrega de Avellaneda) y sea feliz. Su primo y amigo. N. Avellaneda”. Tres meses y diez días más tarde, Avellaneda fallecía, en el viaje de regreso.
La carta es inédita y debemos su fotocopia al fallecido investigador Carlos Bernaqui Jáuregui.