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ANTIGUA CASA DE SALTA. Allí estuvo preso el jefe realista Pío Tristán, luego de que lo derrotó el Ejército del Norte, en 1813. LA GACETA / ARCHIVO

Un oficio de Belgrano desde Tucumán.


Fechado en Tucumán el 12 de enero de 1813, un oficio del general Manuel Belgrano revela el entusiasmo con que el Ejército del Norte iniciaba la marcha a Salta, que culminaría con la victoria del 20 de febrero.

“Han salido ya -decía- los batallones de Cazadores y del número 2, y mañana seguirán los batallones del regimiento número 6; todo está en movimiento”. Luego, irían el número 1, los Pardos y Morenos, los Dragones Ligeros y “algunos de los Dragones de la milicia patriótica de esta ciudad”. Una partida exploradora ya estaba en Yatasto, y las avanzadas llegaban al río Las Piedras.

“La tropa marcha en el mayor orden, llena de alegría y entusiasmo para arrojar a los tiranos de las Provincias Unidas. De su disciplina y subordinación me prometo, mediante Dios, los resultados más favorables, y sobre todo el gran aprecio que hacen de sus bayonetas, habiendo conocido la importancia de esta arma, y que a su presencia nuestros enemigos abandonan el puesto”.

Le complacía informar que, en Tucumán, “no ha habido queja alguna de los individuos del Ejército y que, sin embargo de su número, el vecindario ha dormido con las puertas abiertas y ha logrado la tranquilidad y seguridad de un modo prodigioso, pues ninguno ha faltado a los respetos debidos al pueblo ni a los habitantes de la jurisdicción”.

Esta conducta, debida “al celo y vigilancia” de jefes y oficiales, decía, “asegura la victoria de la próxima acción a que marchamos, y promete arrojar a los enemigos de las Provincias Unidas, que ansían que nos acerquemos para libertarse de la cruel tiranía que sufren”.