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LA CASA DE LA INDEPENDENCIA. Sobre la puerta de entrada, esta foto de 1869 permite percibir lo que podrían ser restos de un escudo de armas, retirado en 1813. LA GACETA / ARCHIVO

Un caso tucumano suscitó la ley de la Asamblea.


Pensamos que es conocido que la Asamblea del XIII eliminó los escudos de armas en los frentes de las casas. Lo que no resulta muy conocido es que una cuestión suscitada en Tucumán fue lo que desencadenó esa célebre medida. Así lo narra “El Redactor de la Asamblea”, que cronicaba las sesiones.

Expresa que el 22 de octubre de 1813, el cuerpo trató “una nota elevada a la Asamblea por el Teniente Gobernador de Tucumán, consultando la reparación de un abuso contra la igualdad que, subsistiendo aún en sus últimas reliquias, demandaba con imperio la reforma”. Esto dio lugar a la moción de hacer retirar de las casas los emblemas de nobleza “que apoyen el orgullo de los aristócratas originarios”.

La moción fue debatida en la sesión del 26. Por un lado, estaban los que sostenían como necesario “alejar de los ojos del pueblo, esos vergonzosos monumentos de la inmensa distancia que estableció la política antigua, entre el trono de los déspotas y el inmutable origen de la soberanía”. Del otro lado estaban los que, “sin disentir en aquellas máximas”, pensaban que era “una de las preocupaciones que la mano del tiempo debe destruir, y la política esperar”.

Finalmente se sancionó la ley, ese mismo día. Expresaba: “La Asamblea General ordena que en los pueblos de la comprensión de las Provincias Unidas del Río de la Plata no deberán, desde el presente, existir en las fachadas de las casas y demás parajes públicos, armas, jeroglíficos ni distinciones de nobleza, que digan relación a señaladas familias que por este medio aspiran a singularizarse de las demás”.