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CELEDONIO GUTIÉRREZ. Firma del general que gobernó Tucumán desde 1841 hasta 1852. LA GACETA / ARCHIVO

Enérgico decreto del gobernador Gutiérrez.


Como es conocido, el tabaco figura como un importante cultivo de Tucumán desde épocas muy antiguas. En 1846, el gobernador, general Celedonio Gutiérrez, quiso asegurar la calidad del producto. Por decreto del 10 de febrero de ese año resolvió que “todo tabaco que se coseche en la Provincia, siendo de mala calidad a juicio del juez de Distrito, será quemado”.

Estos jueces, en el área de sus respectivas jurisdicciones, “nombrarán veedores que sean de honradez y de conocimiento en el ramo del tabaco, para que los informen de la buena o mala calidad de dicho artículo”. Asimismo, la Tesorería General y sus receptorías de campaña “no darán permiso para extraer tabaco fuera de la provincia, sin que el interesado presente previamente un certificado de su buena calidad, firmado por el juez de Distrito donde ha sido cosechado”.

Los infractores serían penados con multas, cuyo producido se destinará a “obras públicas”. Asimismo, “se reputarán infractores los empleados de Aduana, jueces de Distrito y los veedores que no cumplan estrictamente todo lo aquí ordenado”.

En los considerandos, el gobernador tenía en cuenta “el descrédito en que va cayendo el tabaco en el exterior, por la mala calidad de este artículo”. Y expresaba que “este resultado procede únicamente del descuido de los cosecheros, o de indebidas especulaciones de algunos holgazanes, que sin trabajar suelen recoger los desperdicios inservibles que han dejado los propietarios”.