Daños causados por presos realistas.
“El Redactor del Congreso Nacional” suministra una breve crónica de la sesión llevada a cabo el 29 de abril de 1816. Narra que se abrió con la lectura de un pliego enviado por el gobernador de Córdoba, José Javier Díaz, “en el que expone los males y perjuicios que causa el considerable número de prisioneros, confinados y esparcidos en diferentes puntos de aquella provincia”.
Su gobierno, expresaba, carecía de medios para enfrentarlos, y parecía necesario “gravar a los pobres habitantes de su vecindario y campaña” para atender el asunto. El pliego se puso en discusión. Durante el debate, los diputados por Córdoba añadieron que, por una “maligna sugestión”, esos prisioneros causaban una serie de daños, “especialmente en los ignorantes y sencillos habitantes de las campañas”.
Intervino entonces el diputado secretario, doctor José Mariano Serrano. Prudentemente, advirtió a los congresales que la cuestión merecía “una más detenida discusión”. Debía tomarse en cuenta la posibilidad de represalias, por parte de los realistas, con los patriotas cautivos.
Sin duda, era preciso dar un corte al problema de Córdoba; pero debía ser de tal manera “que no expusiese a nuestros prisioneros en poder del enemigo, a tratamientos más duros que empeoren su miserable suerte”.
Entonces, el cuerpo resolvió “suspender la decisión por entonces, para acordarla mejor y con el pulso debido”.
La crónica añade que luego “se tocaron otros puntos de alta consideración y reserva”, a propósito de dos pliegos, uno de gobernador de Salta, general Martín Güemes, y otro del jefe del Ejército del Norte, general José Rondeau.