Por los apuros de los diputados altoperuanos.
Según la crónica de “El Redactor”, en la sesión del Congreso del 1 de abril de 1816, se estableció la “observancia provisional” del reglamento de debates que usó la Asamblea de 1813, con las modificaciones que le practicó una comisión “ad hoc”. También se autorizó a los secretarios para fijar –en el anteproyecto de sueldos que se les encargó- la retribución de un prosecretario, cargo previsto en el reglamento adoptado.
Al parecer, los diputados del Alto Perú pasaban por estrecheces en sus finanzas. Se habían fijado los sueldos generales, pero todavía no era época de liquidarlos. Cuando el presidente Pedro Medrano (Buenos Aires) hizo moción de auxiliarlos con un anticipo, el cuerpo resolvió entregar 300 pesos a cada uno.
Dado que se había solucionado el conflicto entre el jefe del Ejército del Norte, general José Rondeau, y el gobernador de Salta, general Martín Güemes, se acordó pasarles sendos oficios. Esto, para cooperar “a la consolidación de unos tratados de paz y unión tan importantes y de primera necesidad, entre unos jefes a quienes no deben animar otras miras que la felicidad del país, la libertad de las Provincias Unidas, y el sobreponerse a un enemigo que no hallará en sus rivalidades el más poderoso apoyo de sus triunfos”. A propósito del asunto, “El Redactor” añadía párrafos que convocaban a la unión y recordaban –exageradamente- que “la visual de todos los puntos del globo se dirige hacia nosotros”. No era posible, entonces, que “intestinas divisiones” vengan a sofocar “el subido concepto que han merecido nuestros primeros generosos impulsos.