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EDUARDO PÉREZ BULNES. Hizo moción para que el cuerpo considerase la situación de algunos diputados. LA GACETA / ARCHIVO.

El Congreso las afrontaría, por el momento.


Los diputados que cada provincia había elegido para que la representara en el Soberano Congreso, reunido en 1816 en Tucumán, por cierto que no se desempeñaban gratuitamente. Estaban provistos de dietas, para retribución de sus servicios y para poderse costear el viaje y el alojamiento. A este rubro, el cuerpo lo denominaba “expensas”, en el texto de las actas.

En la sesión del 30 de abril, según consigna “El Redactor”, hubo que ocuparse de estas retribuciones. Sucedía que el Congreso había incorporado “a algunos diputados de provincias que, ocupadas por el enemigo, no han podido expensarlos competentemente”.

En realidad, de las provincias que concurrían al Congreso, no había ninguna “ocupada”. De manera que la frase de “El Redactor” debe entenderse como que estaban ocupadas en afrontar las exigencias de la guerra, y por eso no pudieron satisfacer la dotación de sus diputados.

Ante esto, juzgó el cuerpo que era “de su inmediato resorte subvenir provisionalmente a esta urgente necesidad”. En ese sentido, había hecho una moción el diputado Eduardo Pérez Bulnes, representante de Córdoba.

Agrega “El Redactor” que, en consecuencia, “fue resuelto que, por vía de expensas provisionales y con cargo de reintegro, se les asignaran 100 pesos mensuales a cada uno”. De inmediato, se nombraron dos comisiones. Una, para proyectar la manera de “facilitar dichas expensas”. La otra, integrada por los secretarios Juan José Passo y José Mariano Serrano, debía encargarse de formular “un proyecto de sueldos y gastos de secretaría”.