Carta de Bruno Jacovella al filósofo Rougés.
En 1943, el filósofo tucumano, doctor Alberto Rougés (1880-1945) publicó su obra capital “Las jerarquías del ser y la eternidad”. Fue comentada elogiosamente por numerosos pensadores del país y, por cierto, le dedicaron reseñas los diarios y revistas.
El periodista e investigador tucumano Bruno Jacovella (1910-1996), asiduo corresponsal de Rougés, en carta del 17 de agosto se refería a esas reseñas, que la prensa insertaba en la sección “Crítica bibliográfica”. Hallaba que, en todos los casos, les faltaba ese “análisis cultural” que merecía el libro de Rougés.
Es que “se trata, evidentemente, de una obra en la cual les resulta difícil hincar el diente”, opinaba Jacovella. Esto porque el texto de Rougés “habla de los problemas fundamentales de la experiencia filosófica, y esa gente, de filosofía, no tiene más que información, no experiencias. Resuelven estudiando un problema de curiosidad o de vanidad, y no de vida o muerte”.
Agregaba Jacovella: “me parece que es usted el único en la Argentina que da a la filosofía su verdadero empleo. Los demás individuos con espíritu metafísico resuelven el problema cardinal y terriblemente cotidiano con la religión. En cuanto a los demás filósofos, son simples profesionales de la misma como asignatura o, cuando más, sólo llegan a adquirir la nobleza de reconocer y admirar, en otros, lo que a ellos les falta: la desazón metafísica. Estoy pensando en (Francisco) Romero cuando escribo esto”.
La interesante carta -de la que extraemos sólo un párrafo- está publicada en “Alberto Rougés. Correspondencia (1905-1945)”. Cabe apuntar que el año pasado la Fundación Lillo lanzó una cuarta edición de “Las jerarquías”.