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JOSÉ EUSEBIO COLOMBRES. Foto directa al daguerrotipo del célebre prelado, tomada poco antes de su muerte. LA GACETA / ARCHIVO

La dimisión del futuro obispo Colombres.


Es sabido que el fundador de nuestra industria azucarera, el futuro obispo doctor José Eusebio Colombres (1778-1859) tuvo destacada actuación cívica, como congresal de 1816 y como ministro de Gobierno durante la Liga del Norte. En 1828 |lo eligieron diputado por Monteros a la Sala de Representantes. El acta del 31 de mayo consigna que prestó juramento y que pidió de inmediato la palabra.

Sostuvo que “a pesar de estar convencido de que como ciudadano estaba obligado a hacer sacrificios, no sólo de sus intereses sino también de su propia vida, y de serle grato contribuir con cuanto esté de sus alcances al restablecimiento del orden desgraciadamente interrumpido por las oscilaciones continuas del país”, debía presentar su renuncia. La presentaba verbalmente en ese acto, “liberándole la Sala el pequeño trabajo de hacerlo por escrito”.

La razón era que había sido nombrado Cura Rector de la Iglesia Matriz. En dicho ministerio, “esperaba ejercitarse y coadyuvar a ese restablecimiento suspirado, reviviendo el orden moral casi perdido por los acontecimientos fatales cuya enmienda era, y justamente debía ser, el objeto de todo buen ciudadano”. Dicha tarea, estimaba, era incompatible con la diputación. Los “acontecimientos fatales” a que aludía eran la derrota de las fuerzas tucumanas en la batalla de El Rincón y la segunda entrada del vencedor Facundo Quiroga en Tucumán.

La Sala discutió largamente si se debía o no aceptar la dimisión del doctor Colombres. Finalmente la aceptó, con el cargo de permanecer en la banca “entre tanto se nombre otro que lo subrogue”.