Experiencia de José R. Fierro en los años 1890
El profesor José R. Fierro (1858-1943), tan ligado a la vida educativa de Tucumán, narró varias veces sus recuerdos. En “Experimentación pedagógica” (LA GACETA, 25 de mayo de 1931) inserta una anécdota de la última década del siglo XIX, cuando instaló y dirigía un internado ubicado en la calle Córdoba.
Un día, cayó en sus manos un periódico manuscrito, hecho por los chicos. Se llamaba “La Piolita” y su material era “muy gracioso”, pero abundaban “chistes gruesos y hasta insolentes”. Entonces llamó al director y redactores, y les propuso que confeccionaran juntos otro periódico. Se llamaría “El Escolar Tucumano”. Ellos lo escribirían y Fierro haría las correcciones, además de costear de su bolsillo la edición en imprenta.
Publicaron así “un periodiquito de 8 páginas, muy interesante y con elegante carátula de color”. Aparecía cada tres meses y causó “un júbilo indescriptible en el internado”, donde tuvo éxito rotundo, cuenta Fierro. Él tenía un trabajo enorme, pues no sólo corregía los originales, sino que indicaba los temas a tratar.
Cuando iba a celebrarse el IV centenario del descubrimiento de América, cuenta, “nos propusimos hacer un número extraordinario, que hiciera época, y surgió la idea de que fuera editado por la Casa Peuser, de Buenos Aires”. Así se hizo. Los ejemplares llegaron el mismo 12 de octubre, por tren. Fierro y los chicos fueron a retirarlos a la estación, con el entusiasmo que puede imaginarse.
Para Fierro, su “Internado y Casa de Estudios” de la calle Córdoba, marcaron “la época más feliz” y con más “gratos recuerdos de toda su vida”. El establecimiento funcionó de 1891 a 1898, y debió cerrarlo por “circunstancias de familia que me duele recordar”, narra.