Quiso desbancar al traje tradicional.
Al promediar el año 1920, hubo un fuerte intento en Buenos Aires dirigido a modificar totalmente la vestimenta tradicional masculina. Se trataba de sustituir el traje de chaqueta, chaleco y pantalón (de absoluto rigor entonces) por una prenda mucho más sencilla. Esta se llamaba “over all” y consistía en una chaqueta abotonada hasta el cuello y un pantalón sin raya.
La iniciativa prendió en Tucumán. En mayo de 1920, LA GACETA informaba que los empleados del Banco Comercial y de la Caja Popular de Ahorros se habían puesto de acuerdo para usar “over all” en breve tiempo más. El sábado 8, Carlos Molina, Raúl Ferreyra y Alberto Piñero, estudiantes de quinto año del Colegio Nacional, salieron a la calle en “over all”, desafiando “la sonrisa callejera, la chanza amigable, la suave bromita familiar”. LA GACETA los retrató en la plaza Independencia. Igual ropa lucieron los inspectores del Consejo de Educación, Oscar Dietrich y Avelino García. Por otro lado, informó el Centro de Estudiantes de la Escuela de Comercio que concurrirían a clase con “over all”. En la Municipalidad, se constituyó el “Comité Pro Traje Barato”.
Comentaba LA GACETA que, de imponerse el “over all”, sería “el grito de Ipiranga contra la tiranía de la moda y de los fabricantes de paños”, y sustituiría “las ridiculeces actuales de entallamiento de los sacos, abultamiento del pecho por almohadillas hábilmente colocadas pero no tan bien disimuladas, rayas en el saco a la derecha, a la izquierda o en el medio; botones en hilera, en cruz, en triángulo o en círculo y, en fin, todas las estupideces a que se nos ha ido acostumbrando”… Pero, finalmente, la novedad se diluyó: el traje tradicional siguió dueño del campo.