Se fundó para evitar préstamos usurarios.
El Banco Municipal de Préstamos y Caja de Ahorros -como era su nombre inicial- empezó a funcionar en 1898. Lo fundó el intendente municipal Zenón J. Santillán. En su mensaje de 1896 al Concejo Deliberante, exponía las contundentes razones de su propuesta. “En Tucumán, como en ninguna otra ciudad, se lleva a cabo la usura de una manera tan descarada como odiosa, por las circunstancias que rodean estas operaciones”, expresaba.
“Y no hablo de la gente más o menos pudiente, donde los dineros se facilitan en préstamos con garantía hipotecaria, o en pactos de retroventa, o sobre alhajas, con interés del 5, 8, 10 por ciento y más mensual. Me refiero a la clase obrera, al pobre que en momentos amargos de su modesto hogar, en que la madre, hija o esposa cae postrada enferma al lecho, tiene que enviar a la casa de prendas conocida sus sillas, su máquina de coser, la plancha y hasta el último mueble de la casa”.
Agregaba: “¿y sabéis cuál es la tasa corriente en plaza por estos empeños, en los cuales se dá apenas la cuarta o quinta parte del valor del mueble o alhaja? ¡El 12 por ciento mensual! O, como sencillamente dicen los pobres, 12 centavos por cada peso; sin contar con que, las más de las veces, se quedan con la prenda empeñada, porque así conviene a los intereses del prestamista, quien esgrime pretextos fútiles, como ser que a determinada hora no se presentó a recoger el objeto”.
Esto lo convencía de la necesidad del Banco, dotado de “una organización conveniente, con tasas moderadas de interés, que preste beneficios a los pobres pero que no los explote”. El público lo llamaría “Banco de los pobres”.