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LA LETRA DE ALBERDI. Trazos difíciles de descifrar, que enfurecían a Sarmiento en 1852. LA GACETA / ARCHIVO

Sarmiento la execró al polemizar con Alberdi.


Descifrar cualquier página manuscrita de Juan Bautista Alberdi es tarea de expertos. Su pésima letra resulta ilegible para los no iniciados, esto irritaba a Domingo Faustino Sarmiento. Cuando polemizaron ferozmente en 1852 (el tucumano con “Cartas quillotanas” y el sanjuanino con “Las ciento y una”) Sarmiento usó la mala letra como argumento para denigrar a Alberdi.

Hablaba del “ultraje” de “una letra infernal, ininteligible, muestra de la educación primaria del que así escribe y testigo indeleble de los azotes y puntapiés que llevó en vano en la escuela este carácter disipado, díscolo, incapaz de atención sostenida, de trabajo asiduo”.

Agregaba que “el egoísmo y la mala crianza suelen tener por espejo una letra ininteligible. ¡Qué le importan al que la escribe los disgustos, los martirios que va a sufrir el infeliz que tenga que pasar horas en descifrar palabras que ocultan el pensamiento, en letras que disfrazan las palabras mismas!”.

Cinco años antes, en 1847, cuando su viaje a Estados Unidos, Sarmiento había admirado allí los carteles pulcramente ejecutados. Los consideraba “una obra de arte, y la muestra más inequívoca del adelanto del país”. Narraba que, en cambio, se había divertido, “en España y en toda América del Sur, examinando aquellos letreros, donde los hay, hechos con caracteres raquíticos y jorobados y ostentando, en errores de ortografía, la ignorancia supina del artesano o aficionado que los formó”. El norteamericano “es un literato clásico en materia de anuncios” y lo espantan “una letra chueca o gorda, o un error ortográfico”.