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EL PRESIDENTE EN TUCUMÁN. En 1913, Roque Sáenz Peñas firma el libro de la Casa Histórica. A su lado, el gobernador, doctor Ernesto Padilla. LA GACETA / ARCHIVO

El presidente vino a Tucumán en 1912 y 1913.


El presidente Roque Sáenz Peña inauguró la costumbre -luego interrumpida por largos años- de celebrar desde Tucumán las fiestas del 9 de Julio. Nos visitó en 1912 y en 1913, y no pudo hacerlo al año siguiente por la enfermedad que terminó con su vida. Rescatamos párrafos de su alocución de 1912, en la Casa Histórica.

Dijo que Tucumán tenía alto lugar en la historia y en el progreso argentino. “Ha dado al país estadistas eminentes y mártires ilustres; hombres universitarios la gobiernan después de ser laureados en la metrópoli en las pruebas nobilísimas del pensamiento (se refería a que el gobernador de entonces, José Frías Silva, ganó la medalla de oro por su tesis doctoral); mantienen sus hogares tradiciones de cultura , que hacen particularmente grata la hospitalidad que ha sabido crear dentro del marco sonriente de sus montañas florecidas”.

Le parecía la nuestra “una ciudad que es a un tiempo alegría y reposo del espíritu, y uno de los centros de producción más activos y fecundos de la República”. Aspiraba a que “siga mostrando un digno ejemplo a sus hermnas, en la aplicación real de sus instituciones y la prosperidad de sus industrias, las aptitudes de sus hijos para las contiendas pacíficas del civismo y los afanes varoniles del trabajo”.

Hacía votos para que Tucumán honrara su herecia, ofreciendo al Viejo Mundo “el espectáculo triunfal de un pueblo joven que avanza hacia el porvenir sin desfallecimientos ni rutinas, realizando en su régimen interno la verdad de la democracia y reglando su vida exterior con los principios permanentes del Derecho”.