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ALEJANDRO HEREDIA. Firma del general-doctor, que gobernó Tucumán de 1832 a 1838. LA GACETA / ARCHIVO

Terminante decreto del gobernador Heredia


Existe un curioso decreto sobre vestimenta de los ciudadanos, expedido por el gobernador de Tucumán, general-doctor Alejandro Heredia, con fecha 15 de junio de 1836. La disposición, que refrendaba el ministro general, doctor Juan Bautista Paz, tiene interés en cuanto muestra los extremos a que llegaba el estilo paternalista de esa administración.

Disponía, en su artículo primero, que quien “se presente en cualquier destino público en día festivo, de la campaña o del pueblo, andrajoso, roto y sucio, será reputado por vago, a menos que acredite que algún motivo de enfermedad le impida el trabajo”. Por el segundo artículo, ponía a cargo de la Policía, en la ciudad, y de los jueces de campaña, en el interior, el cuidado de la observancia de lo dispuesto. Debían remitir a la ciudad al detenido por esa causa, “para aplicarlo al servicio de las obras públicas o al de las armas, según sus aptitudes”.

En los considerandos, Heredia tenía en cuenta que se habitaba “en un país privilegiado por la naturaleza, fecundo en recursos para vivir y vestirse con una regular decencia según su clase, y mucho más cuando los efectos de la tierra y ultramar se venden a precios sumamente acomodados”. Y que, en ese ámbito, “es un crimen que la gente común ande andrajosa, sucia y rota”.

Expresaba que “esta falta debe emanar del ocio y abandono, o de que los productos de su industria y trabajo personal, se invierten en vicios, con abandono total de su persona”. Y, finalmente, “que esta clase de gente abyecta no es fácil que tenga sentimientos de vergüenza y honor”.