Su existencia sorprendió al geógrafo Denis.
En 1987 apareció en castellano el valioso libro de 1920 de Pierre Denis, “La République Argentine. La mise en valeur du pays”. En 1916, la Universidad de Tucumán había editado, con el título “L’Argentine Moderne”, textos que el autor incorporó luego a aquella obra. El geógrafo Denis (1883-1951) recorrió la Argentina entre 1912 y 1914 y dedicó largas páginas a Tucumán. Le asombró, por ejemplo, la existencia del plantador cañero.
Afirmaba que “el rasgo más original de la organización de la industria azucarera en Tucumán, es la conservación, al lado de los propietarios de ingenios, de una clase independiente de cultivadores, los ‘cañeros’. La persistencia de una pequeña y mediana propiedad es un hecho del cual se buscarían vanamente otros ejemplos en las demás regiones azucareras de la América tropical”.
“En todas partes, tanto en el Brasil como en las Antillas, las ‘habitaciones’ que elaboraban ellas mismas la producción de su dominio con métodos primitivos, fueron absorbidas por los ingenios centrales. El ‘habitante’ fue desposeído allí de sus tierras, después de haber sido arruinado como industrial por la competencia del moderno ingenio”.
“Por el contrario, en Tucumán, la industria azucarera no conoció el estadio de la fabricación casera. Se improvisó totalmente: algunos consagraron sus capitales a la edificación de las fábricas, mientras otros expandían los cultivos”. Hubo el peligro de que el riego concentrara la propiedad, “pero la ley de 1897 reorganizó el riego y sustrajo el recurso agua del control de los grandes propietarios”, escribe Denis.