Bromas entre Iramain y Jaimes Freyre.
En una de las tantas amenas crónicas que el doctor José Ignacio Aráoz (1875-1841) publicó en “El Orden”, hay una referente a las habituales tertulias de amigos en el desaparecido Club Social, allá por la década de 1910. Entre los asistentes, eran habituales Ricardo Jaimes Freyre, Juan José Iramain, Miguel Campero, Javier López, Neptalí Montenegro, Severo González, para citar algunos.
Rescataba un diálogo al ocaso. Jaimes Freyre, poeta boliviano de ideas socialistas, bromeaba a Juan José Iramain, conservador. Cuando éste, “cansado de estar en los sillones del club, dice, por ejemplo: ‘estoy trabajando un pozo en mi estancia’, el amigo del proletariado comenta: ‘séquese el sudor y no lo interrumpa’. Iramain replica: ‘usted es un lírico, que malgasta su tiempo en cosas que no producen”…
Otro día, Iramain pregunta a Jaimes, con sorna, si en la altiplanicie boliviana la caballería militar usa la llama. “El interpelado deja pasar la broma y cuenta que la llama no aguanta una carga mayor de 2 arrobas, echándose al suelo cuando la sobrecargan’. ‘Pero – interrumpe Iramain- ¿qué más de veinte kilos puede pesar un coya?´. Entonces Jaimes Freyre, rápido, replica: ´No, amigo, en mi país son igualmente pesados que los de aquí”…
Y así, “alternando la broma alegre y la pesadita y las conversaciones íntimas y comunes, con otras más generales y altas, se llenan las horas de la tertulia y van pasando, con muy poca variedad, los días y los años de nuestra modesta vida provinciana”. Apuntaba Aráoz “cuántas cosas interesantes o cómicas podríamos recordar de nuestras charlas. Debilidades y obsesiones de cada uno, rasgos de nobleza que se revelan al pasar, conceptos tan diversos en la apreciación de las cosas del mundo, pero no es la prensa el lugar apropiado para ello, sino en limitada medida”.