El 19 de setiembre de 1841, el ejército de la Liga del Norte contra Rosas, de Juan Lavalle, se enfrentó …
El 19 de setiembre de 1841, el ejército de la Liga del Norte contra Rosas, de Juan Lavalle, se enfrentó con la fuerza rosista de Manuel Oribe, en Famaillá. Según Paul Groussac, no dio una carga el cuerpo del coronel Torres, ni el grueso de la división del general Pedernera; y “el mismo Lavalle, ese ‘león enjaulado que era menester soltar en la batalla’, como dijo Bolívar, parece que quedó en su jaula ese día. ¿Estuvo Lavalle deprimido moralmente por alguna previsión misteriosa de la derrota y del próximo fin? ¿No tuvo confianza de su tropa y prefirió evitar la efusión inútil de sangre argentina?”, se pregunta Groussac.
El hecho es que la acción “dio principio con algunas descargas de artillería por ambos lados y un nutrido tiroteo de los 60 infantes cordobeses, que produjo algún desorden en el centro de Oribe. En ese instante, una división de la derecha enemiga, mandada por el coronel Lagos, cargó de flanco la izquierda de Lavalle; el coronel Salas recibió valientemente el choque y dispersó las dos primeras filas, pero cedía ya ante el grueso de la fuerza enemiga, cuando el batallón ‘Buenos Aires’ acudió su protección. Lavalle formó en masa el ala izquierda con el centro y se lanzaba a una de esas cargas que han quedado legendarias, cuando el cuerpo de Salas y el ‘Buenos Aires’, deshechos por Oribe, se arrojaron en desorden sobre su frente de batalla, paralizando el movimiento. La derrota se hizo general; el vasto campo de Famaillá se cubrió de fugitivos; Pedernera ganó la serranía por la quebrada de Lules; Lavalle, llevado por ‘Alico’ tomó el camino de los Horcones”. Ambos se reunieron en Las Tipas con correntinos y veteranos, y “los criollos, que tomaron el viento de la querencia, no volvieron a aparecer”. Los infantes cordobeses, rendidos, fueron degollados por Oribe.