Impresiones tucumanas de Roberto J. Payró.
El periodista y narrador Roberto J. Payró (1867-1928) recorrió el norte argentino unos meses, desde octubre de 1899, como enviado de “La Nación”. Sus crónicas, aparecidas en ese diario, se compilaron en 1909 en el delicioso libro “En las tierras de Inti”. Narra allí, por ejemplo, un paseo por nuestra ciudad, previo a visitar la Casa de la Independencia.
“Había vagado entre la sorprendente vegetación de los alrededores, por caminos todavía empapados y negros, perdido en la maleza, cuyas altas hierbas me parecían vistosos árboles de invernáculo, envuelto en un vaho denso y tibio, aspirando el capitoso olor de la tierra mojada, de la savia activa, del humus en perpetua formación”, escribe.
El susurro que zumbaba en sus oídos, fuera “voz de los insectos” o “voz de las plantas”, le producía “una indecible impresión simultánea de regocijo y de angustia, como si los elementos contradictorios de la sensación vibraran al mismo tiempo en mí, con más intensidad que nunca. Aquel baño de vida en plena naturaleza subtropical tonificaba mi imaginación y me enervaba los músculos. Y el aire era como el aliento de un niño, y el cielo -destellos y matices- como una cálida caricia”.
Volvió al centro de Tucumán, pensativo. Mientras miraba hacia el interior de sí mismo, se saturaba también “con el espectáculo de las cosas exteriores: las calles silenciosas, semicoloniales, algún transeúnte perezoso como yo, el sol que jugaba en las piedras, en los charcos, en las tapias pintadas por el musgo; las casas bajas y humildes, por cuyas rejas solía filtrarse, como una fosforescencia, el relámpago de un par de grandes ojos negros”.