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Proezas de Alday al inicio de los años 1880


Hace pocos días, en nuestra edición del 13 de noviembre último, se publicó la nota de Manuel Riva titulada “Acróbatas alemanes ‘vuelan’ sobre la plaza”. Evocaba aquella escalofriante proeza de agosto de 1952, cuando Bach, Boehme y Krause, integrantes de los celebérrimos “Zugspitz Artisten”, caminaron sobre alambres tendidos entre las cúpulas de la Catedral y la Caja Popular de Ahorros, y entre las de la Casa de Gobierno y el Banco de la Provincia. Se destacaba allí la angustia con que varios centenares de espectadores asistieron a la proeza, y la aplaudieron con imaginable entusiasmo.

Vale la pena agregar un antecedente remoto de este tipo de empresas de alto suspenso. El doctor Ernesto E. Padilla, en una carta de 1937, se complacía en describir la plaza Independencia y su entorno, tal como los vieron sus ojos de niño, es decir a comienzos de la década de 1880.

Aseguraba, en esa evocación, que tenía “un recuerdo muy vago, más que de niño, de niñito: la hazaña de ‘vuelo rápido’ realizada por el acróbata Alday, que llegó para una fiesta patria y tendió una soga desde uno de los ojos de la torre del Cabildo (edificio que se alzaba en el solar de la actual Casa de Gobierno) hasta un naranjo de la plaza independencia”. Lo vio “largándose desde aquella altura sobre la misma, teniendo en las manos dos banderas”.

Añadía que también vio a Alday, en esa ocasión, “subir hasta cierta altura, en la misma soga, pero erizada de bayonetas, con los ojos vendados y con un gran balancín”. Y hasta le parecía recordar que recorrió “un trecho de esa soga así erizada, caminando hacia atrás”. Como se advierte, esta clase de impresionantes proezas componen la historia de nuestro principal paseo, además de las conocidas de sangrientas revoluciones, emotivas fiestas patrióticas, furibundos actos de protesta y demás.