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CABILDO DE TUCUMÁN. Se necesitaba proveer de líquido al edificio, y también para riego de la plaza Independencia.

Presupuesto de 1895, que incluía la plaza.



Antes de que Tucumán contara con agua corriente, el servicio respectivo era de una enorme precariedad. Así lo revela el presupuesto que, el 21 de mayo de 1895, se elevaba al gobierno “para la construcción de un pozo, colocación de un pulsómetro, celda de vapor y estanques en el Cabildo de esta ciudad”.

El presupuesto, firmado por Santiago Caulter, proponía construir un pozo de 1,50 m de diámetro “con profundidad necesaria, para suministrar agua al Cabildo y plaza Independencia”. Tendría “zapato y revestimiento de material desde el fondo a la superficie”. Colocaría también “un pulsómetro y accesorios correspondientes, con capacidad de 12.000 litros de agua por hora”.

Asimismo, la obra comprendería “una caldera a vapor con fuerza de 5 caballos nominales” y “dos tachos de fierro sobre el edificio del Cabildo, con capacidad de 7.000 litros cada uno”. También se instalaría el “caño maestro, desde el Cabildo al extremo este de la plaza, de dos y media pulgadas de diámetro, con uniones correspondientes para cañerías de distribución”.

Agregaba el proponente que aportaría, por su cuenta, “todo el material necesario para llevar a efecto las colocaciones detalladas; comprometiéndose a dejar todo completamente instalado en el término de un mes”.

El intendente municipal Carlos Vera elevaba al Poder Ejecutivo el presupuesto de Caulter. Solicitaba auxilio económico para costearlo, ya que la comuna carecía de fondos. “Esta es una de las obras públicas que más han preocupado mi atención desde que me hice cargo del gobierno comunal, y creo que es una de las más urgentes”, dada su incidencia “en la salud de la población”, decía el doctor Vera.