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JOSÉ GARIBALDI. Gracias a un dato casual del “condottiere”, Alberdi y Gutiérrez pudieron alejarse de Montevideo

Una treta le permitió abandonar Montevideo.


Consta que el tucumano Juan Bautista Alberdi consideró prudente emigrar a Montevideo en agosto de 1838, durante el régimen de Rosas. Allí desarrolló una intensa tarea de periodismo militante, en compañía de varios amigos, entre los que se destacaba Juan María Gutiérrez. Como se sabe, la capital uruguaya fue sitiada por Manuel Oribe en 1843.

Antes de que esto ocurriera, el gobierno que defendía Montevideo prohibió que los habitantes abandonaran la ciudad. Esto preocupó mucho a Alberdi y a Gutiérrez, quienes querían alejarse rumbo a Europa. Un dato casual y una treta les permitieron sortear la prohibición.

Estaba el tucumano accidentalmente en la jefatura política de Montevideo, cuando se encontró con el “condottiere” José Garibaldi. Este le contó que hacía gestiones para que el gobierno comprase el pequeño buque italiano “Edén”, que estaba en el puerto, para armarlo como nave de guerra. Alberdi divisó entonces una preciosa oportunidad. Al día siguiente, visitó el barco, y gracias a un amigo, Melchor Beláustegui, obtuvo dos pasajes: únicamente el capitán sabía el nombre de los pasajeros.

Narra Alberdi que a comienzos de abril, asistieron a una fiesta en casa de Mariquita Sánchez de Mandeville, en la cual estaba un grupo de oficiales navales franceses. Al terminar la reunión, mezclados con los marinos, Alberdi y Gutiérrez se dirigieron a la fragata francesa que estaba en el puerto, “sin ser apercibidos ni molestados por nadie”. De allí se trasladaron al “Edén”, que dos días más tarde zarpó rumbo a Génova. Los dos amigos permanecerían en Europa durante lo que quedaba de ese año y parte del siguiente. En 1844, Alberdi pasó a Chile, donde residió más de una década.