Gonzalo Bulnes lo conoció en París en 1872
El distinguido chileno Gonzalo Bulnes conservaba gratos recuerdos del prócer tucumano Juan Bautista Alberdi. En una carta de 1890 (que reproduce LA GACETA del 19 de junio de 1944), narraba que lo conoció en 1872 en París. Tenían vinculaciones de familia desde 1842, porque su padre, Manuel Bulnes -presidente de Chile- estaba casado con una tucumana, Enriqueta Pinto Garmendia.
En la evocación de Bulnes, vivía Alberdi modestamente en “un hotel de segunda clase” y pasaba parte del año en Saint André de Fontenay, en Normandía, cerca del mar, buscando mejor aire “para sus pulmones enfermos”. Cuenta que “era pequeño, delgado, de contextura nerviosa” y que “tenía las apariencias exteriores de un hombre de estudio: sus ojos eran negros, su figura estaba debilitada por la vida sedentaria y su organización era tan nerviosa como su pluma, pudiéndose decir en este caso, con absoluta verdad, que el estilo era el hombre”.
Llevaba esta vida modesta “más por hábito que por pobreza”, pues “era enemigo de todo lo que significara afectación”. Así, “miraba el dinero con desdén, y tenia razón, porque a él no le servía de nada. Su vida se bastaba con un alimento ligerísimo, lo indispensable para mantener la actividad del espíritu; unos cuantos libros, buenos pero pocos”, porque “tampoco necesitaba biblioteca”.
Leía de día y de noche iba al teatro. Prefería el “Palais Royal”, templo del género ligero. “Iba a buscar una distracción para su cabeza abrumada por la lectura. Así se comprende que un sitio esencialmente callejero y novedoso tenga un público escogido, y que muchos hombres de pensamiento o de trabajo, como Bismarck, lo hayan honrado de preferencia cuando visitaron París”.