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JUAN BAUTISTA ALBERDI. Anverso de la medalla acuñada por el Colegio de Abogados de Tucumán en el bicentenario del prócer. LA GACETA / ARCHIVO

Viaje a Tucumán de compadres de Alberdi


Entre los fieles amigos argentinos de Juan Bautista Alberdi en Europa, estuvieron Guillermo Cranwell y su esposa Petrona Caneva. Junto con ellos emprendió el ilustre tucumano su viaje de regreso a la Argentina desde Francia, tras 41 años de ausencia, en 1879. Los Cranwell lo hicieron pasear y lo acompañaron mucho en Buenos Aires.

Durante una breve escapada que realizó a Montevideo, el 22 de abril Alberdi escribió a Tucumán, a su sobrino Remigio Colombres. Tenía el gusto, decía, “de recomendarles a mis amigos y compadres el señor don Guillermo Cranwell y señora doña Petronita de Cranwell, que van de visita a Tucumán por razón de su clima, en que mi señora comadre busca el restablecimiento de su salud”.

Subrayaba que “son amigos míos desde muchos años y están al cabo de todo lo que concierne a mi vida y situación”. Por eso recomendaba, a toda la familia, darles “su afección ilimitada y contribuir a hacerles su existencia en Tucumán tan agradable, que no les permita olvidar nunca nuestra querida tierra”.

En junio, la esposa de Remigio, Josefa García Alberdi, informaba al tío sobre los visitantes. “El título de compadre de sus recomendados, y la afección ilimitada que nos pidió para ellos, les daba no sólo el derecho de una amistosa hospitalidad, sino a una expansión abierta de nuestros deseos”. Así, les brindaron toda su atención. “Salieron a visitar la Yerba Buena y la encontraron, en varios puntos, bastante pintoresca”, narraba doña Josefa. Pero pensaba que era poco tiempo, para que pudieran “llevar una idea, si no favorable, por lo menos justa de los adelantos de este pueblo en industria azucarera, en edificios, en agricultura y en población”.