La transmisión del mando presidencial es una instancia por demás significativa: nada menos que el momento en que el poder supremo del Estado pasa, del mandatario que lo desempeña, al elegido por el voto popular para sucederlo. A lo largo del historia argentina, la transmisión estuvo rodeada de no pocas peculiaridades y anécdotas. Vale la pena pasar revista a algunas de ellas.

Primero, al punto del país donde tuvo lugar la ceremonia. Los dos primeros presidentes de la República, no juraron en Buenos Aires, porque esa provincia estaba separada de la Confederación Argentina. Así, el general Justo José de Urquiza juró su cargo en Santa Fe, en 1854, ante el Congreso Constituyente que allí había sancionado, un año antes, la Constitución. Su sucesor, el doctor Santiago Derqui, juró en Paraná, capital provisoria de la Confederación, ante el Congreso Nacional, en 1860. Las tomas del mando en Buenos Aires empezaron en 1862, cuando el general Bartolomé Mitre fue elegido presidente de la república ya unificada.

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La ceremonia tradicional (jura ante el Congreso primero y luego entrega del bastón y la banda en la Casa de Gobierno) se inició con la asunción de Domingo Faustino Sarmiento, en 1868. Después de la ceremonia, éste deploraba la invasión de la vieja Casa Rosada por una multitud que entró por puertas y ventanas y hasta se subió a los muebles para asistir al juramento. “Jamás se ha presenciado espectáculo más innoble y vergonzoso”, dijo indignado el sanjuanino.

La toma de mando de su sucesor, el tucumano Nicolás Avellaneda, en octubre de 1874, tuvo la peculiaridad de que se produjo en medio de la revolución porteñista que había estallado semanas atrás y que sería definitivamente vencida recién a comienzos de diciembre. La hoy Plaza de Mayo estaba ese día llena de tropas en previsión de un ataque de los alzados. “Sois el primer presidente que no sabe manejar una pistola”, expresó Sarmiento a Avellaneda, en su discurso de despedida. Y aludiendo por último a la revolución, afirmó con fuerza: “Este bastón y esta banda os inspirarán luego lo que debéis hacer. Es la autoridad y el mando. Mandad y seréis obedecido”.

LA CEREMONIA EN EL CONGRESO. Senadores, diputados e invitados especiales participaron ayer del traspaso de mando de Macri a Fernández. Télam