Los actos oficiales del 25 de mayo culminaron con la inauguración de la Universidad de Tucumán. Fue una sobria ceremonia de tres discursos, en el histórico patio de la Escuela Sarmiento.
Como estaba programado, el lunes 25 de mayo de 1914 tuvo lugar la inauguración oficial de la Universidad Nacional de Tucumán. Fue un acto modesto, como lo era la casa, pero organizado en el clima de dignidad que el gobernador Ernesto Padilla sabía imprimir a todo lo que presidía. No vinieron muchos personajes, pero sí uno grande y prestigioso: el doctor Joaquín V. González, presidente de la Universidad de La Plata, jurisconsulto, literato, ex ministro de Roca y de Quintana, ex diputado y senador nacional.
La provincia de Salta envió al doctor Delfín Leguizamón y la de Jujuy al doctor S. Zalazar Altamira. El ministro de Instrucción Pública, Tomás R. Cullen, se hizo representar por el doctor Carlos Groussac, y la Universidad de Buenos Aires por el doctor Carlos Rodríguez Etchart. Con ellos terminaba la módica lista de viajeros.
Las otras casas de estudio o gobiernos, confiaron su representación a personalidades residentes en Tucumán. La Universidad de Córdoba nombró al doctor Manuel Páez de la Torre; la provincia de Santiago del Estero, al doctor Pedro León Cornet; y la de Catamarca, al doctor Gonzalo Machado. Encabezados por el gobernador Padilla y vestidos con el frac protocolar, todos ellos –junto con las demás autoridades de la Provincia- formaron la comitiva que asistió a los festejos del día de la Patria, que culminaban con la inauguración de la Universidad.
Un local con historia
A la 1 de la tarde, bajaron las escalinatas de la Casa de Gobierno y se dirigieron a la Catedral, para el Tedéum de rigor. Formaba cordón, frente al templo, el Cuerpo de Bomberos en uniforme de gala. Luego, regresaron al palacio para asistir, desde allí, al desfile tradicional de las escuelas.
Concluido éste, se trasladaron hasta la Escuela Sarmiento, donde tendría lugar la ceremonia. Era el local más adecuado para realizarla. Un patio lleno de árboles frondosos y rodeado por galerías, tan vinculado a la tradición educativa de Tucumán, como haría notar el discurso del gobernador.
Esos claustros habían cobijado, medio siglo atrás, al Colegio San Miguel, dirigido por Amadeo Jacques, quien residió en sus dependencias. Allí había funcionado hasta poco antes el Colegio Nacional, y también la efímera Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Políticas. Bajo esos arcos, habían caminado Paul Groussac y José Posse, y fue alojamiento de Domingo Faustino Sarmiento en su primer viaje a Tucumán, cuando la inauguración del ferrocarril, en 1876.
La ceremonia
Tomaron ubicación en el patio, cerca de la ancha copa del San Antonio. Además del gobernador y los delegados universitarios, estaban los presidentes del Senado y Diputados, Alfredo Guzmán y Lauro Fagalde, respectivamente; el presidente de la Corte Suprema de Justicia, doctor Miguel M. Campero; el interventor en la Municipalidad, doctor Eudoro Avellaneda; el presidente del Consejo de Educación, Gaspar Taboada; el rector del Colegio Nacional, doctor Sisto Terán. En las firmas del acta, consta también la presencia de los ministros de Padilla, doctores Ricardo Colombres y Pedro Cossio; el ex gobernador, ingeniero Luis F. Nougués; los doctores Raúl Colombres, Juan Carlos Nougués, Ubaldo Benci, el ingeniero José B. González, Ramón Paz Posse. En primera fila, por cierto, se advertía al flamante rector fundador de la casa, doctor Juan B. Terán, con los miembros del Consejo Directivo y los profesores.
La ceremonia se inició con el Himno Nacional cantado por las alumnas de la Sarmiento. Luego hablaron, sucesivamente, el gobernador Ernesto Padilla, el rector Juan B. Terán y finalmente Joaquín V. González, para cerrar la austera ceremonia inaugural de la Universidad de Tucumán. Después, todos firmaron el acta y se distribuyó una medalla recordatoria.
Visitas y agasajos
Hubo a la noche un banquete en el Hotel París, con el cual el Gobierno agasajó a los delegados. Allí pronunció un discurso el doctor Rodríguez Etchart, representante de la Universidad porteña.
El 26 por la mañana, recorrieron, en compañía del gobernador y otras autoridades, las dependencias de la flamante casa. Al mediodía, volvieron al Hotel París para otro agasajo, retribución de atenciones de González y de Rodríguez Etchart.
Luego, cumplieron diversas visitas: a la Estación Experimental; al nuevo edificio del Colegio Nacional, frente a la plaza Urquiza; a la casa del Obispo Colombres del parque 9 de Julio y al vivero del mismo paseo; a la casa de Miguel Lillo (“visita que es, sin duda alguna, lo más importante de la gira de ayer. Hay ahí un museo que necesita conocer el viajero estudioso”, decía el cronista de LA GACETA). Finalmente, se trasladaron a la Sociedad Sarmiento, para admirar su nuevo edificio “ya casi terminado”. Por fin, a la noche, asistieron a una comida en casa del gobernador Padilla. La Universidad nacía pocos meses después de iniciarse en Europa la Gran Guerra, que costaría la muerte de millones de personas, devastaría naciones enteras y modificaría de raíz los hábitos de la humanidad. La hecatombe repercutiría también en la economía de la Argentina, que entró en un período de crisis. Esto afectaría también el monto del presupuesto que la Provincial destinaba a la nueva casa.