No pudo regresar, tras la expulsión de 1767.
Un distinguido sacerdote jesuita fue el padre Juan Nicolás Aráoz. Había nacido en Tucumán el 26 de octubre de 1706, hijo de don Bartolomé Santos de Aráoz y doña Catalina Echave. A los 15 años pidió entrar a la Compañía de Jesús y al concederle sus últimos votos, años después, se destacaron “sus singulares dotes de orador y misionero”.
En 1735, pasó a Tarija. Allí, “el jesuita tucumano fue treinta años misionero del colegio de Tarija y después rector de varios colegios”, según escribió el padre Lorenzo Casado. Confeccionó una “Gramática de la legua mataguaya” y un “Vocabulario de la lengua mataguaya”. Era un idioma indígena que dominaba, por haber estado evangelizando dicha tribu durante mucho tiempo.
Fue destinado en 1760 al colegio de Santiago del Estero. Allí se encontraba cuando, en 1767, el rey de España expulsó a los jesuitas de sus dominios. Fue conducido en carreta a Buenos Aires y en ese puerto se lo embarcó para Italia. Llevaba solamente “un cuaderno manuscrito, un catálogo de los jesuitas de la provincia del Paraguay, unas hojas en blanco y un pequeño tintero”. Se radicó en Faenza, Italia. A sus últimos años, “los pasó dedicado a los ministerios espirituales, pero su ya delicada salud no le permitía trabajar cuanto hubiera deseado y cuanto necesitaba para aliviar su precaria situación económica”. El historiador Guillermo Furlong expresa que “no fue un escritor de profesión, pero ha dejado algunas manifestaciones de su carácter científico y literario (como los citados gramática y vocabulario mataguayo) que deben bastar para que lo consideremos como uno de los escritores argentinos de fines del siglo XVIII”. En su noticia biográfica, informa Enrique Udaondo que Aráoz falleció en Faenza, el 10 de diciembre de 1789.