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JOSÉ EUSEBIO COLOMBRES. Puño de encaje de un ornamento del célebre prelado tucumano, nacido en 1778 y fallecido en 1859. LA GACETA / ARCHIVO

Embargo tras la caída de la Liga del Norte.


Como franco adversario del régimen de Juan Manuel de Rosas, el presbítero doctor José Eusebio Colombres (luego obispo) se jugó a favor de sus ideas. Tanto, que llegó a desempeñarse como ministro de Gobierno varios meses, durante la Liga del Norte. Esto le valió que, derrotada la coalición antirrosista en la batalla de Famaillá, fuera tenazmente perseguido. Debió permanecer exiliado en el pueblito boliviano de indios de Libi Libi, hasta 1845.

El 18 de noviembre de 1841 los oficiales federales Lorenzo Domínguez y Gaspar Paz procedieron a embargar los bienes de Colombres. Igual medida se tomó con todos los incluídos en la lista de “salvajes unitarios” confeccionada por los vencedores. Consta en el documento que su hermana, doña Tadea Colombres, había quedado como “tenedora o encargada” de las pertenencias del sacerdote, y las presentó a Domínguez y Paz.

Eran, dice el acta que acreditó el escribano Agustín Sal, “dos cómodas; una docena de sillas asiento de suela; dos sillas de brazos, asiento de suela; una mesa vieja; tres damajuanas; dos frascos grandes; tres tarros de lata; una fuente de loza; un laboratorio de loza; una jarra de loza; tres platos y una tetera; tres vasos, uno de cristal y otro de loza; un platillo y un pocillo; tres barriles de poner vino; tres cajones de vidrio plano; un altar portátil”. Como se advierte, era más que frugal el ajuar de la casa del fundador de la industria azucarera.

Mezclados con estos objetos se enumeraban dos inmuebles: “un sitio de la cuadra de la plaza al naciente” y “una quinta de naranjos con casa de alto (sin duda debe ser el actual monumento histórico del parque 9 de Julio) y un terreno contiguo”.