Sermón de “la vaca negra” en La Trinidad
Hace varios años (26 de noviembre de 1996), en esta columna entresacamos una carta escrita desde nuestra provincia por el famoso cura José Gabriel Brochero. Parece oportuno repetirla. “Voy a dar dos misiones, con las que principio mañana, en el ingenio Santa Ana, y he predicado dos sermones en Santo Domingo, y dos en dos conventos de monjas”, narraba Brochero el 26 de mayo de 1901, desde la villa de Medinas, a su amigo cordobés Guillermo Molina.
El “cura gaucho” se reía porque los diarios de Tucumán lo habían pintado como “predicador de fama”. Contaba a Molina que había dado su primera misión en el ingenio La Trinidad, y que debió acudir a un ingenioso recurso oratorio.
Como “todos los oyentes estaban viendo una vaca negra” en el momento en que predicaba, “les dije que como esa vaca negra estaba con la señal y marca del ingenio llamado Trinidad, así estábamos marcados y señalados por Dios todos los cristianos; pero que Dios no marcaba en las piernas, ni en la paleta, ni en las costillas, sino en el alma; porque la señal de Dios era la Santa Cruz y que la marca de Él era la fe; y que ésta la ponía en el alma, y que se la ponía volcada todos los que no cumplieran los Mandamientos”.
Siempre sin tomarse en serio, comentaba Brochero: “pero mi querido, hizo tal eco mi elocuencia, que se han costeado hasta de 25 leguas a oírme, y se han confesado en esa misión, como no lo han hecho en otra que han dado los jesuitas copetudos y elocuentes”. La misiva íntegra está reproducida en el folleto “21 cartas del Cura Brochero”, editado en 1989.