Urgente pedido de Vieytes en Tucumán
En octubre de 1810 arribó a Tucumán una división de la expedición enviada por la Primera Junta al Alto Perú. Se vivían horas de gran apremio. El movimiento revolucionario de mayo tenía la firme intención de imponerse en la zona norte del ex virreinato. Es comprensible así que el comisionado político de la fuerza, Hipólito Vieytes, dirigiese desde nuestra ciudad una angustiosa nota al Cabildo.
Expresaba que “el mal estado” de los bueyes que tiraban las carretas le impedía seguir viaje a Jujuy para dar el socorro necesario a la mayor parte del Ejército que se halla ya muy adelante”. Pedía entonces que se procurara, con el mayor apuro, los bueyes necesarios, y se los condujera a Tucumán “para habilitar a los troperos, quienes deberán satisfacer a precio corriente el flete de costumbre a sus propietarios”.
En representación del Cabildo, el alcalde Clemente de Zavaleta remitió, el 15 de octubre, una enérgica orden a las autoridades de la campaña. Ordenaba que “sin consideración a persona, reunirá toda la boyada que hubiese en el Curato de su mando, y escogerá 200 bueyes de los mejores y los remitirá a esta ciudad, para auxilio de las carretas que conducen los soldados”.
Advertía que “si se descubre alguna falta en el cumplimiento de esta comisión, será usted responsable a todas las resultas”. Le informaba que el Comandante de Armas lo auxiliaría ante cualquier dificultad. Concluía: “le prevengo, de orden del Cabildo, que dentro de 6 días del recibo de ésta han de estar aquí los bueyes”.