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FRANCISCO ANTONIO DE ESCALADA. Junto con Miguel Yrigoyen, son los jefes del gobierno hasta que llegue Pueyrredón.

Un dúo para reemplazar a González Balcarce


No sesionó el Soberano Congreso el 13 de julio de 1816. Entretanto, venían ocurriendo graves sucesos en el Plata, que el Congreso aun no conocía, dada la distancia. Producida la invasión portuguesa a la Banda Oriental, el Director Supremo interino, Antonio González Balcarce, lanzó el día 8 una proclama por la que llamaba a los ciudadanos “a la conciliación ante el peligro”.

Por su parte, el Cabildo porteño publicó otra proclama, donde criticaba al gobierno, por “promover un provincialismo extemporáneo” e introducir así “la desunión” entre los cuerpos Cívicos. Como se recordará, un grupo numeroso se negaba a que Buenos Aires fuera capital del gobierno y proponía que se la tratase como una provincia más. En cuanto a la invasión, el Cabildo denunciaba “la pasividad” del Director ante la invasión. Era el 10 de julio.

Esa noche, dice un historiador, “el primero y el tercer tercio de Cívicos, partidarios del Cabildo, salieron de sus cuarteles para proteger la plaza. El más fuerte, el segundo tercio de ‘orilleros’ quedó a la espera de las órdenes del Director para combatir, junto con los Cazadores de Manuel Dorrego y la artillería de Pinto, de simpatías federalistas”. Pero González Balcarce no dio orden de combatir.

Entonces, el Cabildo y la Junta lanzaron un bando violento, por el cual destituían a González Balcarce y nombraban en su lugar a Francisco Antonio de Escalada y Miguel Yrigoyen, hasta la llegada de Pueyrredón. Como se sabe, esta había partido de Tucumán el día 10, llevando el Acta de la Independencia.