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LAS DILIGENCIAS. En 1894, año de la muerte de Gordillo, se tomó esta foto. Registra una de las últimas diligencias que aún surcaban los caminos. LA GACETA / ARCHIVO

Arreglos de Timoteo Gordillo en los de Tucumán.


Don Timoteo Gordillo (1814-1894) fue uno de los pioneros del transporte público en la Argentina. En la época de la Confederación, las diligencias de su empresa llevaban y traían cargas y pasajeros por todo el país. En sus “Memorias”, narra que, a fines de 1850, el Gobierno lo nombró Inspector de Postas y Caminos.

Observó que los caminos daban grandes vueltas, con lo que “se alargaba enormemente el viaje, siendo esto gravoso para el Gobierno y penoso para los pasajeros”. Al regreso de su viaje, dispuso abrir caminos rectos, interesando a los propietarios para que abrieran sus cercos: les propuso “pagarles lo mismo que ellos cobraban por los caminos viejos”. Del mismo modo, dice, “mejoré y cambié los caminos de Santiago del Estero a Tucumán, que a más de ir por la cuarteada, que eran caminos muy pesados, tenían que pagar doble. Este camino lo cambié por Sotelitos, acortando la distancia en 43 leguas. Allí coloqué una chata para el paso de las mensajerías y carretas: ahora hay en ese punto un puente”. La “chata” era un embarcación de cubierta lista, para transportar cargas, que se remolcaba.

“De Tucumán a Salta se cobraban más de 100 leguas, y en algunas postas, como la de Las Piedras, se cobraba doble por caballo y también en las cuarteadas. Cambié este camino de Tucumán por Burruyacu, acortándolo en más de 25 leguas. En ese punto coloqué a don Zenón Arias como maestro de postas, y lo habilité con dos mensajerías para llevar pasajeros y correspondencia hasta Salta, poniendo él los caballos y tomando para él los beneficios que tomara del negocio”.