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Apreciaciones del doctor Germán Burmeister.
El naturalista alemán Germán Burmeister (1807-1892) permaneció seis meses en Tucumán en 1859, y en su libro de viajes dejó interesantes testimonios respecto de la ciudad y de la provincia. Entre ellos, hay varias referencias a la cultura.
Elogiaba al flamante Colegio San Miguel, “escuela superior que se encuentra al fondo de la iglesia de las Mercedes” (hoy sede de la Escuela Sarmiento), dirigido por “el meritorio matemático y físico francés señor Amedée Jacques, quien con su vasta ilustración contribuye al desarrollo del establecimiento”. Presenció los exámenes de fin de año, y lo asombraron “los conocimientos seguros, claros y sanos que habían adquirido los alumnos”. Su biblioteca anexa estaba en formación. En cuanto a la instrucción primaria, se impartía en “los dos conventos” a los varones, y la Sociedad de Beneficencia había fundado “escuelas parecidas para muchachas”. El diario “El Eco del Norte”, que se editaba dos veces por semana, era “el portavoz intelectual de la vida pública en la ciudad”.
No existía una sala de teatro. Solamente “habían establecido, en el patio de una posada, un escenario improvisado; el teatro antiguo, que estaba en mal estado, había sido demolido prematuramente por orden del Gobierno. A pedido del gobernador, hice yo el plano para un nuevo teatro que querían edificar”. Esto porque “el proyecto que había presentado un arquitecto francés, que era muy bonito y elegante, había sido presupuestado en 30.000 pesos, mientras que la Comuna no quería gastar más que de 10 a 12.000 pesos. Mi proyecto debía sujetarse a esa suma. Lo hice y fue aprobado; pero no se llevó a cabo mientras yo permanecí en Tucumán”. Opinaba Burmeister que “ en Tucumán hay mucho movimiento intelectual, más que en otras ciudades argentinas; la ciudad tiene un gran porvenir, pues es la más activa y la más adelantada de todas las ciudades del interior”.