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RICARDO BASCARY. Afirmó que los intelectuales tucumanos no eran tantos y que abundaba en ellos el egoísmo.

Escépticos juicios vertidos en un reportaje.


En julio de 1920, el diario “El Orden” realizó una encuesta sobre la actualidad tucumana, reporteando a “cinco jóvenes inteligentes”. Uno de ellos era el abogado Ricardo Bascary (1894- 1938). Se detuvo a responder la pregunta de por qué, “habiendo tantos intelectuales en Tucumán”, escaseaban las manifestaciones públicas de ellos. El doctor Bascary repuso que, en primer lugar, no creía que los intelectuales fueran tan abundantes.

Y le parecía que no siendo tantos los que puedan recibir el calificativo, “las manifestaciones de sus esfuerzos no pueden adquirir la difusión que se observa en sociedades más amplias”. Encontraba, en segundo término, una causa del fenómeno en “el egoísmo del grupo privilegiado”. Opinaba que “obedece, en efecto, a sentimientos egoístas, el que aprovechándose de sus naturales aptitudes”, se empeña en gustar él solo las respectivas sensaciones.

Afirmaba que conocía en Tucumán “espíritus selectos, poseedores de una cultura dignísima, y jamás he notado en ellos una preocupación seria por tales manifestaciones, un anhelo de mejoramiento colectivo. Viven encasillados en sus solitarias meditaciones, lejos del mundo que se desliza cómodamente por el sendero hacia el montón anónimo”.

Entendía, además, que nuestro ambiente “es hostil a las manifestaciones del espíritu”. Nos agobia el materialismo, cuya “presa favorita ha sido y sigue siendo la juventud”. A ella, “hoy la domina un escepticismo desconcertante y la atrae vertiginosamente la medianía cómoda de una burguesía anquilosada e hipócrita. El bienestar momentáneo, la sensación epidérmica, la vida fácil e incolora, una especie de ‘laissez faire’ angustioso, parece ser el único fin y la razón de su existencia”…