Las calles de San Miguel de Tucumán eran todas de tierra, desde los orígenes hasta bien entrada la segunda mitad …
Las calles de San Miguel de Tucumán eran todas de tierra, desde los orígenes hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XIX. Hacia 1858, se empezó a revestirlas con lo que los documentos llamaban “empedrado”. Era un trabajo, no muy prolijo, ejecutado con canto rodado del río Salí. Lo realizaban empresas privadas por contrato y se lo cobraban al frentista como impuesto. Beneficiario del adelanto era el “casco viejo”, ámbito delimitado por General Paz, Salta, Santiago y las -futuras- avenidas del bajo.
A comienzos del siglo XX, ese empedrado se reemplazó por adoquines de madera. No dieron buen resultado. El clima y las lluvias hinchaban la madera, que saltaba de su quicio. Además, el pueblo sacaba los adoquines para usarlos como leña gratuita.
Hacia 1915 se hizo un primer ensayo de pavimento con “concreto asfáltico”, en 25 de Mayo primera cuadra. Pero habría que esperar hasta 1928. Ese año, el intendente Juan Luis Nougués encaró una vasta tarea de pavimentación: nada menos que 1.047 cuadras, por un monto de 12.673.544 pesos. Se pavimentaba, escribe el historiador Teodoro R. Ricci, con “concreto asfáltico” (piedra triturada mezclada con asfalto) y con el denominado “granitullo”, esto es “piedra trabajada en forma de un adoquín de tamaño grande (un prisma cuadrado de 10 por 20 cm aproximadamente) o mediano (un cubo más pequeño)”. Los adoquines iban “unidos entre sí con asfalto y apoyados sobre una base de tierra y arena”. La ordenanza disponía que, además de estos dos tipos de revestimiento, se usaría en algunas arterias el “macadam asfáltico”.
En la intendencia del doctor José Lozano Muñoz (1939-42) el pavimento se extendió al suburbio. Esta vez se usaba “cemento armado, en losetas separadas por juntas de filtración rellenas de asfalto”. Fue una obra de gran aliento. La criticaron duramente los opositores, pero el tiempo demostró su eficacia.
Dejando de lado trabajos parciales, algunos de cierta extensión, fue en 1966 que la intendencia de Eudoro Aráoz encaró la primera repavimentación integral de la ciudad, que quedaría concluida en 1971. Con ella desaparecieron las vías del tranvía, vehículo suprimido desde 1965.