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JOSÉ POSSE. El famoso periodista y político tucumano, según un dibujo de Lola Mora.

José Posse se vio forzado a sacar su arma


En todos los tiempos, escribir en los diarios ha constituido una empresa de cierto riesgo. Así le ocurrió al famoso periodista tucumano José Posse, en 1862. En el diario local “El Liberal”, se trabó en una “polémica personal”: lanzaba punzantes artículos con el seudónimo “Ortodoxo”, contra un grupo que firmaba “Aludidos”. En carta a su amigo Domingo Faustino Sarmiento, del 2 de noviembre, le contaba lo que ocurrió días atrás, el 24 de octubre.

Narraba que “por la noche, salía yo del Hotel de la Plaza con un amigo, cuando de un grupo que había en la puerta se desprendió un individuo, uno de los “Aludidos”, solicitando hablar a solas conmigo. Nos apartamos como a cuarenta pasos, y parándose de repente, exigió tener explicaciones en media plaza, en la obscuridad. Le contesté que entre caballeros se trataban esas cosas a la luz y con testigos; que en la obscuridad, era asunto de un asesinato”.

La respuesta fue: “No, señor, esto lo concluiremos ahora mismo en la oscuridad’. Me vino a la reflexión de que se quería parodiar a Calvo (se refería al agresivo periodista Nicolás Calvo, enemigo de Sarmiento), y dando dos pasos para atrás saqué mi revólver, lo preparé y le dije al pérfido agresor: ‘Nadie me impone violencia, no iré a la obscuridad, y si usted hace el menor movimiento le meto una bala’. Mi actitud desconcertó el plan; la gente que por allí había intervino, más tarde la Policía, y la cosa paró así”.

Agregaba que, al día siguiente, “supe con seguridad toda la perfidia combinada para inferirme una injuria de hecho, de lo que me salvó mi revólver. Si yo tengo evidencia en los momentos del lance, me habría manchado con sangre vulgar. Después del suceso no he querido, por decoro, abusar de mi posición política contra toda esta canalla, a quien sublevo con la franqueza de mi desprecio”.