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EL PADRE VILLALBA. Aparece en un acto de 1916, entre el ministro Carlos Saavedra Lamas y el gobernador Ernesto Padilla. LA GACETA / ARCHIVO

Trayectoria de fray Salvador Villalba.


Entre las figuras destacadas del clero tucumano merece un recuerdo fray Salvador Villalba. Nacido aquí en 1880, ingresó de corta edad al postulantado de la Orden Franciscana. Su capacidad determinó que, aún antes de ordenarse, se le encargaran la dirección del Colegio San Francisco y los cursos preparatorios del Colegio Nacional.

Luego de concluir sus estudios en Córdoba -y de asistir a los cursos de Ciencias Físico Matemáticas y de Derecho- cantó su primera misa en el templo franciscano de Tucumán el 19 de julio de 1898. Luego, se doctoró en Filosofía y Ciencias Sociales en la Universidad Franciscana de Roma, en 1902. Vuelto a nuestra ciudad, siguió enseñando en el Colegio San Francisco y luego en el Seminario Conciliar. El diario católico “El Heraldo” y la preparación del Congreso Sinodal del Noroeste lo contaron entre sus más activos colaboradores.

Fue reiterado Guardián del Convento, Definidor de la Provincia Franciscana e integrante de la terna para el obispado de Tucumán, al morir monseñor Pablo Padilla y Bárcena. Fundó el Círculo de Estudios de la III Orden y presidió el Círculo de Obreros de Tucumán.

Era un muy destacado orador y conferencista, así como un estudioso de la historia de los Franciscanos, tema al que dedicó eruditas páginas en el “Álbum del Centenario”, en 1916. Falleció en Santiago del Estero, el 23 de mayo de 1941. En esa ocasión, nuestro diario destacó su profunda obra de educacionista y de pensador, así como su santo celo de ministro.