Entre un ministro y un diputado, en 1929
En 1929, el ministro de Gobierno, doctor Joaquín Apolinario, se consideró agraviado por un discurso del diputado José Lozano Muñoz. Renunció a su cartera y envió los padrinos (doctores Julio Rosenvald y Felipe S. Pérez) al doctor Lozano Muñoz, para requerir “una reparación por las armas, sin admitir explicaciones de ninguna clase”.
Tras la entrevista con los padrinos del retado (doctor Celedonio Gutiérrez y teniente coronel Alberto Guglielmelli) quedó concertado el lance. Se pactó a “sable de filo, contrafilo y punta”, con asaltos de 1 minuto de duración y 2 de descanso, hasta que alguno de los duelistas quedara en inferioridad de condiciones. El duelo tuvo lugar el 9 de setiembre, en la quinta Terán, de Perú y Muñecas, en presencia del periodismo.
Según LA GACETA, “puestos los sables en línea”, Lozano Muñoz “avanza ensayando un tiro que obligó a Apolinario a intentar pararlo, no obstante lo cual fue tocado en el brazo derecho”. Vueltos al centro del terreno, Lozano Muñoz avanzó nuevamente y, cuando “su contrincante había traspuesto la línea”, Lozano Muñoz “perdió pie cayendo en tierra de espaldas”. Guglialmelli ordenó un alto.
Lozano Muñoz se incorporó rápidamente, y volvieron a ponerse en línea los sables. Lozano Muñoz avanzó de nuevo, e “hizo un tiro a fondo, cambiando otro simultáneamente Apolinario, quien al ser tocado cayó fuera del terreno”. Se levantó y volvió al campo. Perdía mucha sangre de una herida en el brazo derecho, y Lozano Muñoz estaba también herido, en la axila izquierda.
Los médicos, doctores José Bentolilla y Ramón Iramain, dictaminaron que el lance no podía seguir en esas condiciones. Los duelistas dejaron la quinta sin aceptar reconciliarse.