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En la batalla de Famaillá, el 19 de setiembre de 1841, fueron derrotadas las fuerzas de la Liga del Norte …


En la batalla de Famaillá, el 19 de setiembre de 1841, fueron derrotadas las fuerzas de la Liga del Norte contra Rosas, que mandaba Juan Lavalle, por las rosistas de Manuel Oribe. Entre los vencidos, estaba un oficial llamado Carmen o Carmelo García. Había actuado en las campañas contra el dictador desde 1829 y con grado de sargento mayor fue ayudante de Lavalle, quien le tenía gran estima.

Al ser ultimado este jefe en Jujuy, estuvo entre el puñado de soldados que acompañó sus despojos a Bolivia. Luego, decidió radicarse en el vecino país. Estaban en su poder los objetos personales de Lavalle, que debía entregar a su viuda. El presidente de Bolivia, José Ballivián, lo incorporó a su ejército con grado de coronel. Pero, cuando Ballivián declaró la guerra al Perú, García desertó y se pasó al enemigo.

Este hecho desacreditó a todos los emigrados argentinos en Bolivia. Uno de ellos, el tucumano Benjamín Villafañe, que ejercía el periodismo en “El Observador”, publicó un durísimo artículo contra García, con el título de “Maldición”. Dos años más tarde, en 1844, Villafañe partió a Lima buscando curación a los males de su vista. Enterado García de su presencia, le envió una nota intimándolo a rectificarse y caso contrario, a batirse a duelo.

Villafañe le contestó tomando partido por el duelo. Como armas, elegía “una pistola cargada y otra vacía, tomarlas a la suerte y disparar a nuestras frentes”. Según Villafañe contaba a Félix Frías, estaba “decidido a no disparar” a este “pobre diablo”. Narra el historiador Américo Tonda que “al fin García aceptó el duelo, pero momentos antes de su realización, desapareció de la sociedad limeña sin que se tuviesen posteriores noticias sobre su paradero”.