Breve detención en la iglesia de Tumbaya.
Como se sabe, el general Juan Lavalle fue derrotado en setiembre de 1841 por las fuerzas de Manuel Oribe, en la batalla de Famaillá, y con la escasa fuerza que le quedaba se retiró hacia el norte. Se sabe también que, estando en Jujuy, terminó ultimado por una partida federal el 9 de octubre, y que sus soldados resolvieron llevarse el cadáver a Bolivia, para que no cayese en manos de los hombres de Oribe.
Según la oficialista “Gaceta Mercantil”, el 15 de ese mes el coronel Domingo Arenas solicitó al cura de Tumbaya, Jujuy, presbítero José Antonio Durán de Rojas, “que informase si efectivamente sabe y le consta que el cadáver depositado en la iglesia de esa viceparroquia es el del general Lavalle, y todo cuanto supiere y hubiere oído decir a los enemigos, con referencia al suceso del día 9 en la mañana en la capital de Jujuy”.
Durán de Rojas certificó que “habiendo llegado los enemigos el día 10 de octubre a las cuatro de la tarde”, fue a su casa el general Juan Esteban Pedernera, quien “le pidió permiso para depositar en la iglesia el cuerpo de un compañero, y que preguntando él cuál era, Lavalle, le dijeron los soldados que era el muerto. Que inmediatamente corrió a la iglesia para cerciorarse del caso, y lo encontró en la puerta de la sacristía atravesado sobre un caballo, puesto sobre unos cajones vacíos, que sería sin duda para que no se les cayese por el camino”. Agregaba que “al instante trataron de sepultarlo metiéndolo en la iglesia; y que estos infelices estuvieron en esta como dos horas, y habiéndoseles acercado una pequeña partida, salieron precipitadamente en fuga, llevándose siempre el cadáver”. Terminaba diciendo que “esto es lo que certifica en obsequio de la verdad y de la justicia, y para gloria del señor Presidente Rosas lo firma el día 15 de octubre de 1841”.