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PERTENENCIAS. Algunas de las prendas y objetos que llevaba el infortunado aviador tucumano en su último vuelo. LA GACETA / ARCHIVO

Fue hallado meses después de la caída.


Es sabido que el teniente aviador tucumano Benjamín Matienzo perdió la vida el 28 de mayo de 1919, en el intento de cruzar los Andes. Caído su avión, empezó a caminar y pereció helado entre la nieve. El cadáver, con la cabeza destrozada por los cóndores, se encontró recién en noviembre, y se lo inhumó en una imponente ceremonia el 25 de ese mes.

La crónica de LA GACETA daba detalles del atuendo. “Vestía uniforme militar de campaña. Sobre la blusa llevaba una tricota blanca de lana. Tenía, además, un traje de mecánico, de brin, calzando un par de botas de charol, de reglamento, cañas blandas”, rasgadas por la caminata. El pantalón estaba desgarrado en la rodilla izquierda.

Se veía “prendida al lado derecho de la chaquetilla la insignia de aviador militar, y en el cuello de la misma la divisa del 5º de Ingenieros, al que pertenecía”. A pocos pasos estaba el casco, un pasamontañas, guantes y un cuello. El cadáver tenía en el dedo un anillo de oro con las iniciales B.M. sobre esmalte rojo.

“En uno de los bolsillos del pantalón tenía un revólver del Ejército, marca Smith Wesson, de 7 mm. con dos cápsulas vacías”, y un barómetro. En la billetera se encontró dinero, un billete de lotería y un pequeño recorte, al parecer “de un diario chileno, por la sangrienta ironía con que estaba escrito”.

Bajo el título “Aparatosos”, el suelto decía: “Cuando levantaron la prueba los aviadores Godoy y Cortinez, los argentinos aseguraron que era cuestión de aparato. Hoy intentan la prueba los tres primeros aviadores argentinos (se refería a Matienzo, Zanni y Parodi), con aparatos de grande potencia. Realmente, la cuestión es de aparato. ¡Pero qué aparato!”