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EL FRONTIS ANTIGUO. Así lucía la entrada a la necrópolis del Oeste hacia 1910. Se la modificó en 1929, para darle un estilo neocolonial. la gaceta / archivo

Aportes inéditos en un minucioso libro.


Recién estos últimos años, los estudiosos y el poder público empiezan a apercibirse de la importancia histórica y cultural que tiene nuestro Cementerio del Oeste. En 2006, una ley lo incorporó al “Patrimonio Cultural” y al año siguiente la Municipalidad empezó a organizar visitas guiadas por sus ámbitos.

Lucho Akel, santiagueño tucumanizado, de larga experiencia en el área de turismo, se propuso investigar, en las fuentes y en la bibliografía, la historia del cementerio. El resultado es un libro de 278 páginas, titulado “Necrópolis del Oeste. Un baúl histórico”, de penetrante interés para quienes busquen referencias precisas sobre el tema, y cargado de inéditos aportes sobre los orígenes del enterratorio.

El tomo, luego de proporcionar una noticia sobre el parque Avellaneda y su patrimonio escultórico, reconstruye, en una excelente investigación cimentada en los documentos, la trayectoria del camposanto. Empieza con los primeros enterratorios de la ciudad, y sigue con la intrincada historia de los terrenos donde se instaló el del Oeste, en 1859, hasta llegar a nuestros días.

Luego, Akel pasa a estudiar pormenorizadamente los mausoleos más significativos, analizando su valor arquitectónico y artístico. Tras lo cual, inserta biografías de los personajes de mayor relevancia que allí se inhumaron. El trabajo incluye también oportunas y reveladoras fotografías.

En una palabra, es una obra que merece ser destacada y consultada, por el aporte que representa para conocer ese “baúl histórico” emplazado al oeste de nuestra capital.