La congregación arribó a Tucumán en 1902.
El reciente centenario de la parroquia del Corazón de María, hace oportuno dar algunas noticias históricas sobre ese templo y sobre la congregación que tuvo a su cargo la parroquia durante siete décadas.
Gestiones del obispo de Tucumán, monseñor Pablo Padilla y Bárcena, lograron que cuatro sacerdotes de la congregación Misioneros Hijos del Corazón de María, se instalaran en Tucumán, en setiembre de 1902. Los padres Mariano Sabún, como superior; Ramón Genovar, Zacarías Iglesias, Lorenzo Oliver, Rafael Fernández y dos legos, integraron el grupo inicial.
Cuenta José R. Fierro que se instalaron modestamente “en un caserón de la Barraca de Cainzo, que así llamábamos a todos los edificios de la acera norte de la undécima cuadra de la calle Mendoza”. Se encargaron inicialmente del templo del Buen Pastor, y poco a poco su actividad misionera en pueblos y villas les dio gran popularidad. Gracias a donativos de monseñor Bernabé Piedrabuena y a limosnas de los feligreses, erigieron su casa propia, inaugurada en 1906, en Santiago al 800. Les donaron el terreno la Curia y el doctor Francisco Marina Alfaro. Allí instalaron además una muy popular y concurrida escuela nocturna.
La piedra basal del templo, contiguo a esa casa, se colocó el 8 de diciembre de 1907. Una comisión, presidida por doña Lastenia Frías de Chenaut, recolectó los fondos que permitieron edificar la iglesia del Corazón de María. La diseñó el arquitecto Alberto Pelsmaeckers. Se inauguró en agosto de 1910, pero recién en 1925 se consideró terminada, al habilitarse la fachada y el campanario. En cuanto a la parroquia, instituida en 1913 por el obispo Padilla y Bárcena, tuvo como primer titular al entonces superior de los maristas tucumanos, padre Marcelo Bielsa.