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JUAN B.TERÁN. Perfil del distinguido tucumano, ejecutado en la feria de Saint Germain, en 1926.

El rector Terán lo consideraba fundamental.


El rector de la Universidad de Tucumán, Juan B. Terán, consideraba que el colegio secundario fracasaba porque se lo usaba “sólo como paso forzoso para la Universidad“. Así lo decía su carta del 15 de diciembre de 1915 al ministro de Instrucción Pública de la Nación, Carlos Saavedra Lamas. El fracaso indicaba que “no hay confianza en la cultura que el colegio dá o debe dar”. Subrayaba que, en las escuelas profesionales, aumentaba la matrícula: en Tucumán, el Nacional tenía 350 alumnos, y la Escuela de Comercio, a pesar de ser muy nueva, ya contaba con 276. Le parecía que eso revelaba una tendencia.

Opinaba que los alumnos no iban a la Escuela de Comercio para ser contadores, “sino porque no hay dónde más ir”. Por su duración, la Universidad parecía ser sólo para pudientes. Era claro que “la masa de la población juvenil busca carreras profesionales de corta duración, que la dirección gubernativa no proporciona”, reflexionaba.

Exponía al ministro y amigo, una idea que maduró, decía, “con algunos amigos íntimos míos, no hombres de pedagogía mal entendida”. Era la fundación del “Instituto General y Técnico”. Sería algo “equidistante de la Universidad, que ahonda una especialidad después de tener la cultura general (qué poca cultura general tienen algunos, mi querido amigo) y de la especial primaria, que deja en la oscuridad y la rutina al educando”.

Imaginaba al Instituto como “el mismo Colegio Nacional, con su programa básico de letras, ciencia e idioma y, paralelamente, la especialización”. Se escucharía así “el deseo inexpresado de los jóvenes y de la necesidad del país”. Proponía, en concreto, “convertir una o algunas Escuelas de Comercio o Industriales, en institutos generales y técnicos”.