Un cargo creado por Javier López, en 1824.
El general Javier López gobernó Tucumán durante la época de las guerras civiles. En esos tiempos, el rubro de la Policía era manejado directamente por el Poder Ejecutivo. Pronto advirtió López que el problema lo excedía. Entonces, firmó un largo decreto, el 30 de junio de 1824.
Empezaba diciendo “por cuanto se ha visto y advertido prácticamente, que para administrar el ramo de Policía con aquella exactitud y ejecución que demanda la situación de la provincia, no es bastante el celo del gobernador, ni puede consagrarse a todas las multiplicadas atenciones que le son privativas, sin peligro de dejar muchas al abandono y menor cuidado”. Además, era preciso que “el pueblo sea cumplidamente servido en todas sus necesidades, principalmente para que se corrijan los vicios y se establezca el orden”.
Por esas consideraciones, seguía, el Gobierno “ha tenido a bien, en decreto del día, crear y nombrar un Intendente de Policía, con las facultades, exenciones y atribuciones que le son anexas a este empleo”. Designaba entonces a don Juan Venancio Laguna como “Intendente de Policía en la ciudad y campaña, con el sueldo de 600 pesos anuales”, que saldrían del rubro “Fondos de Policía” y, en su defecto, de los otros impuestos vigentes.
Agregaba el decreto que Laguna tendría “inmediata sujeción al Gobierno en los casos que designen las ordenanzas comunes y particulares, que sean dignas de darse en el decurso del tiempo, y según la serie de los adelantamientos que se vean en su administración”. Se le expediría el título, “firmado, autorizado y refrendado por el secretario de Gobierno”, y ”sellado con las armas de la Provincia”.