La tradición honraba un árbol de la ciudad.
En 1920, el periodista Rodolfo Romero de Tucumán, subrayaba, en un artículo de “Caras y Caretas”, cómo la historia documentada y la leyenda se entrelazaban en torno a la figura de Manuel Belgrano y la famosa batalla.
Recordaba que “en la calle Las Heras (hoy San Martín) había hace unos años un viejo pacará, el ‘pacará de Belgrano’, donde el héroe descansó, etcétera. El progreso lo llevó por delante”. Y que, en La Ciudadela, se encontraban otros “dos corpulentos pacarás; y uno ya va teniendo nombre de reliquia y la gente lo mira con respeto”.
Respecto al citado árbol de San Martín y Catamarca, en “El Orden” del 3 de julio de 1888 se publicaba un aviso del “remate liberal, sin base y por lo que den”, a efectuarse el “domingo 8 de julio próximo por los martilleros públicos Moreno y Masmela, correspondiente a la testamentaría de don Osvaldo Alderete”.
Se describía el primer lote. Constaba del “histórico árbol del Pacará: con su correspondiente terreno, compuesto de 20 varas de frente a la calle General Las Heras por 21 varas de fondo con frente a la calle de Catamarca, todo cercado con pared de material”.
Agregaba: “Llamamos especialmente la atención sobre esta propiedad; no solamente por su inmejorable posición, sino también por el recuerdo histórico que acompaña al famoso Pacará, bajo cuyas extendidas ramas descansó el general Belgrano horas antes de la batalla de La Ciudadela”. El martillero consideraba que el eventual comprador haría un buen negocio, porque “los poderes públicos tienen el propósito de adquirirlo para conservar el árbol y hacer allí una plaza”.