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COLEGIO NACIONAL DE CATAMARCA. Patio del establecimiento donde enseñó Sotomayor. LA GACETA / ARCHIVO.

Un tucumano de lucida carrera en Catamarca.


Merecen rescatarse los breves datos disponibles de una figura docente poco conocida: Francisco Sotomayor. Sabemos que era nacido en Tucumán, y que se graduó de maestro en la Escuela Normal en 1884. Fue alumno de Paul Groussac, y se entregó a la carrera que había elegido animado por una fuerte vocación.

En algún momento, recibió una oferta interesante de la ciudad de Catamarca, y hacia allí partió, para una radicación que terminaría siendo definitiva. Fue incorporado al elenco de profesores del Colegio Nacional catamarqueño, en la cátedra de Matemáticas, y llegó a ser vicerrector de esa casa.

Al mismo tiempo, redactó y editó dos importantes libros de texto para su materia. Los prologó el célebre normalista tucumano Maximio S. Victoria. Ellos fueron “Elementos de Aritmética Razonada y Práctica”, y luego “Aritmética Razonada y Práctica”. Este último, impreso en 1908, tenía 528 páginas y estaba ajustado al programa de las Escuelas Normales, Colegios Nacionales y Escuelas de Comercio.

Tomamos estas referencias de “El Orden” del 25 de abril de 1908. Expresaba que, según Victoria, en los libros de Sotomayor “las definiciones son claras y sencillas; las inducciones, racionales, y las demostraciones fáciles y convincentes”. Además, “abundan en ejemplificación y contienen, al final, series graduadas de problemas útiles”. Elogiaba su “exposición didáctica concisa”. En fin, el juicio de Victoria era que los libros del tucumano “pueden usarse provechosamente, a la par de los más acreditados textos que se conocen”. No tenemos referencias de la trayectoria de Sotomayor posterior a ese año 1908.