Monteagudo propuso una ley a la Asamblea.
El tribuno tucumano Bernardo de Monteagudo (1789-1825) integraba la célebre Asamblea de 1813 como diputado por Mendoza. El 4 de agosto presentó a la corporación un proyecto de ley.
Proponía disponer que “en todas las municipalidades de los pueblos que han sido ocupados por las armas enemigas, se abra un registro cívico donde se inscriban los nombres de los ciudadanos que han recibido sobre el patíbulo la última recompensa de su celo”.
Monteagudo fundamentó su iniciativa en un entusiasta discurso. Afirmó que era deber de los diputados fomentar “la pasión de la gloria”, ya que sin ella no era posible inculcar el “odio al despotismo”. Afirmaba que, según la experiencia humana, esa pasión, ese “amor a la inmortalidad”, era la motivadora principal de las acciones heroicas.
“Por el amor a la gloria -decía- hemos visto en el Perú renacer patíbulos sobre patíbulos, y correr a ellos, con serenidad, a tantos ilustres americanos, en cuyas familias aún no ha cicatrizado la herida de la muerte”. Le parecía justo “perpetuar la memoria de aquellos, tributándoles un homenaje digno de su virtud y heroísmo”.
Tras un debate, la Asamblea sancionó la ley respectiva. Ordenaba que las municipalidades abrieran “un registro cívico donde se inscriban los nombres de los ciudadanos beneméritos de sus distritos, cuya vida ha sido, o fuere en lo sucesivo, sacrificada por amor a la libertad de la patria”. Tal calificación quedaba librada al juicio de los Cabildos y a la aprobación del Poder Ejecutivo. La lista debía leerse en público los días 25 de mayo de cada año.