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JOSÉ DE SAN MARTÍN. El recurso del sigilo y de las informaciones falsas.

Las tácticas para engañar a los realistas.


No celebró sesión el Congreso el 23 de noviembre de 1816. Mientras tanto, en Mendoza, el general José de San Martín aceleraba los preparativos del cruce de Los Andes, paso previo imprescindible para atacar a los realistas de Chile. Todo estaba rodeado por un gran sigilo, y el general se esmeraba en proporcionar noticias falsas a los espías que el jefe chileno, Casimiro Marcó del Pont, tenía diseminados en Cuyo. Esta táctica de engaños del futuro Libertador, se expresó también respecto de los indios pehuenches. Como estaba seguro de que estos transmitirían a los realistas lo que les dijera, partió en persona a suministrarles informes falsos, en el fuerte de San Rafael.

Se presentó allí con un piquete de Granaderos a Caballo y más de un centenar de milicianos. La escolta era tanto por seguridad, como para rodear de importancia a la entrevista con los caciques. Con anticipación, les había remitido bebidas, trajes vistosos y otros regalos. Vicente Fidel López narra que permaneció ocho días entre los indígenas. Los halagó largamente y le hizo creer que tomaba en serio el juramento que hicieron, de aliarse con él para invadir Chile por los pasos que dominaban y conocían.

Inclusive, nombró general a uno de sus caciques, y a otros designó coroneles, capitanes o tenientes. Con toda seriedad, les dio falsos detalles de las marchas y de los lugares por los cuales el ejército efectuaría el cruce de los Andes. “Se juró con solemne gravedad todo lo convenido, sin que se olvidase nada de aquello que sirviese para dejar engañados a los caciques”. Acordó que, entre el 15 y el 20 de diciembre, se reuniría con ellos el grueso del ejército de su mando. Luego, San Martín regresó a Mendoza, satisfecho de una estratagema que le daría excelente rédito.