Imagen destacada
DEÁN GREGORIO FUNES. Planteó al Congreso la sugerencia de un traslado a Córdoba.

Con Castro, vino en comisión del Director.


El 3 de diciembre de 1816, el Soberano Congreso celebró una sesión pública y una secreta. En la primera, se procedió a renovar la mesa directiva. Los votos eligieron presidente a los doctores Pedro Miguel Aráoz y vicepresidente a Juan Agustín Maza. Luego, se recibió un oficio del deán Gregorio Funes y del doctor Manuel Antonio Castro, quienes venían comisionados para tratar “asuntos importantes”. Se lo recibió en sesión secreta.

Funes y Castro manifestaron a la sala que tenían carácter de enviados del Supremo Director. Su misión, dice el acta, “tenía por objeto manifestar al Soberano Cuerpo que el decreto de su traslación a la Capital había causado impresiones desagradables a los habitantes de aquel pueblo (se referían a Buenos Aires)”. Esto, “tanto porque temían que se repitiesen las revoluciones que en otras épocas habían atentado contra las autoridades, cuanto porque el resto de la provincias, siempre celosas con la capital, no tendrían una entera satisfacción de las operaciones del Congreso, mirándolas como violentadas por aquel pueblo”.

Por todo esto, el Director Supremo era partidario de trasladar el Congreso a Córdoba, ciudad que “parecía más a propósito para sofocar la anarquía que devora aquel país (se refería a “aquella provincia”); ponerse en comunicación más inmediata con el Director y lograr más recursos para la comunidad de los señores diputados”.

Además, expusieron las causas que habían hecho suspender la misión Irigoyen ante el jefe portugués Lecor. Finalmente, el Director afirmaba tener datos positivos de que los portugueses estaban en tratos con el jefe del Paraguay, doctor Gaspar Rodríguez de Francia.